EN ANÁLISIS
Criptomoneda, criptopolítica
Maduro y su contagiosa opacidad
* Por ejemplo, se observa un retardo de crecimiento en el 33% de la población infantil, un daño de por vida. La mortalidad materna creció 10% entre 2006 y hasta 2016, pero aumentó un fulminante 65% solo en 2016. Además, el 63% de los hospitales públicos no tienen agua potable, el 51% no dispone de camas para las operaciones y el 64% no tiene leche para los niños. Estos datos según Cáritas, institución que declaró la emergencia sanitaria. El gobierno dice que es mentira.
* Además, el 80% de los venezolanos vive en la pobreza. La vasta mayoría de ellos no come tres veces al día. El subsidio alimentario oficial, conocido como bolsa CLAP, se distribuye de acuerdo a la preferencia electoral de los distritos. Y por supuesto es obligatorio tramitar el carnet de la patria para ser beneficiario, instrumento de control social. El hambre es política de Estado y estrategia electoral al mismo tiempo.
Maduro anunció la creación del Petro, criptomoneda con la cual espera “avanzar en materia de soberanía monetaria, hacer transacciones financieras y vencer el bloqueo financiero”. El Petro estará respaldado por las reservas de crudo, oro y diamantes, agregó. Con ello se busca eludir las sanciones internacionales y acceder a fuentes de crédito alternativas.
La criptomonedas son monedas virtuales y privadas que funcionan sin intermediación. Las transacciones se realizan directamente entre el comprador y el vendedor, y el valor de la moneda se determina por la oferta y la demanda, sin respaldo ni regulación de autoridad monetaria alguna, es decir, sin Banco Central. Su cotización, entonces, depende de su credibilidad, funcionando como medio de pago e instrumento de inversión al mismo tiempo.
Asombra por cierto la súbita conversión del chavismo al dogma económico liberal. Hayek, por ejemplo, estaría muy a favor de las criptomonedas. En The Denationalization of Money, de 1976, aboga por un mercado de dineros privados basado en la competencia de las diferentes denominaciones. La demanda convergería sobre el dinero de reputación más robusta, continúa el argumento, lo cual redundaría en estabilidad de precios.
Es improbable que la criptomoneda tenga éxito. No obstante, es una buena metáfora. Es por cierto una alegoría de la política, de un régimen que cultiva la opacidad.
Bastante cerca del Bitcoin y similares, Hayek escribió sobre la privatización del dinero como respuesta a la inflación—¡de dos dígitos!—que acosaba a Gran Bretaña en aquellos años. Sin embargo, difícilmente optaría hoy por el Petro. Ocurre que credibilidad y reputación no es precisamente lo que Maduro tiene para ofrecer.
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