Rebeca Logan
Washington
Estados Unidos está entre los países menos corruptos del mundo, según el ranking de la ONG Transparencia Internacional. Sin embargo, parece que incluso en Washington es buen negocio tener un familiar político.
Un informe de la entidad Ciudadanos por la Responsabilidad y Ética en Washington (CREW por sus siglas en inglés) detalla cómo los congresistas han utilizado sus cargos y millones de dólares para mejorar la economía de sus parientes.
Contenido relacionado
La investigación encontró que más de la mitad de los integrantes de la Cámara de Representantes ha utilizado su influencia para darle empleo a sus familiares, otorgarles favores económicos o pagarles por toda clase de servicios.
Además, utilizando su poder para escribir las leyes, han orientado más de US$150 millones para los negocios de sus allegados.
Por ejemplo, Kay Granger, republicana por Texas, otorgó US$28,3 millones a un proyecto de obras públicas que dirigía su hijo.
El demócrata Michael Simpson, de Idaho, designó más de US$12 millones para la empresa de su esposa y John Mica, representante de la Florida, otorgó US$13 millones a una firma para la cual trabajaba su hija, que además apoyaba un controversial proyecto de construcción en su distrito.
Valores familiares en el Capitolio
Otros congresistas prefieren contratar directamente a sus familiares con los fondos de operación del Congreso, como el caso de Ron Paul, legislador republicano de Texas e incansable candidato presidencial. Ron Paul, quien aboga asiduamente por la abstinencia fiscal, tiene a seis familiares trabajando en su oficina del Capitolio, incluyendo a su hermano, su hija, dos nietos, e incluso a la suegra de su hija.
Maxine Waters, demócrata de California, que recientemente fue investigada por violaciones éticas, tiene a su hija y nieto trabajando en el Congreso. Su caso sobresale porque entre los dos cobran casi US$500.000, tres veces más de lo que gana la misma congresista. En comparación, los seis familiares de Ron Paul trabajan por US$300.000.
Waters se defiende asegurando que no ha hecho nada ilegal y que mientras sus familiares "hacen su trabajo, yo hago el mío".
La congresista, que lleva más de 30 años en el Congreso, agregó en una entrevista a Los Angeles Times: "Estoy orgullosa de nuestro trabajo. Nuestro trabajo ha sido consistente durante mi carrera. No hemos cometido ninguna violación de los códigos".
Sin embargo, el récord actual lo tiene el congresista Alcee Hastings de la Florida, quien contrató a su novia Patricia Williams por US$622.574. Hastings le debe casi un millón de dólares a Williams porque en calidad de abogada lo defendió durante un juicio por soborno en los años 1980. Hastings perdió el caso y fue censurado por la Cámara de Representantes en 1988.
Además de las contrataciones directas, una práctica más común entre los legisladores es pagarle a sus familiares por "servicios varios" relacionados a sus gastos de campaña.
Tres congresistas de Minesota, Luisiana y Utah dieron miles de dólares a sus esposas por cuidar a sus propios hijos y otro utilizó fondos electorales para llevar a su familia a una lujosa boda en Irlanda. Un legislador de Illinois se pagó a sí mismo más de US$104.000 por gastos de hotel, incluyendo un viaje "de campaña" a Grecia.
Todo es legal
"Este informe demuestra que para los legisladores es cuestión de rutina utilizar sus cargos para beneficiar a sus familiares", explica Melanie Sloan, directora ejecutiva de CREW, entidad que publicó la investigación.
Según Sloan, los políticos emplean todo tipo de tácticas para disimular los gastos a favor de sus parientes y son muy creativos con la contabilidad de sus campañas. Los ciudadanos raramente se enteran de lo que pasa dentro del Capitolio, agrega.
Sloan admite que aunque esta situación es "escandalosa" y nada ética, es legal y completamente bipartidista.
Y precisamente esto es lo que argumentan muchos de los legisladores señalados. Aseguran que parte de su papel como congresistas es velar por el bienestar de sus distritos y de quienes apoyan sus causas.
"Utilizar un puesto público para su enriquecimiento personal no es ilegal, pero en Washington, que eso sea legal es lo escandaloso", dijo Sloan a BBC Mundo.
Sloan no es la única que tiene esta opinión en la capital estadounidense.
Irónicamente, Jack Abramoff, el famoso "lobista" que terminó en la cárcel por un multimillonario escándalo de corrupción y tráfico de influencias durante la administración de George W. Bush, asegura que el sistema en sí permite y facilita este tipo de comportamiento.
"La gente tiene la impresión de que la corrupción se da sólo cuando alguien entrega un cheque a cambio de un favor. Ese no es el caso… En mi opinión, ocurre cuando le das una gratificación o un favor a alguien que debe tomar decisiones a favor del bien público. Esto ocurre todos los días", explica Abramoff, quien alguna vez aseguró tener a cerca de 100 congresistas en su bolsillo.
Abramoff, quien tras salir de la cárcel en 2010 escribió un libro y ahora tiene un programa de radio, aseguró en una entrevista con CBS que hasta que no se cambie el sistema, habrá corrupción en la capital de Estados Unidos.
"Si tomas la decisión de servir para el bien público, entonces sirve al público y no ti mismo. Washington es un lugar peligroso", recalcó.
BBC Mundo - Noticias - El negocio de tener un pariente congresista
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Comentarios
Publicar un comentario