“Nunca acabaremos con el fraude, hacerlo sería demasiado caro”
- Eugene Soltes repasa las mayores estafas financieras en ‘Por qué lo hacen: dentro de la mente de un criminal de guante blanco’
Hace algo más de ocho años, en medio del estallido de la crisis, se descubría uno de los mayores engaños de la historia. Mediante una estafa piramidal, Bernard Madoff estafó 65.000 millones de dólares, unos 49.000 millones de euros en la época, a miles de personas de todo el mundo.
Eugene Soltes, profesor de la Harvard Business School, conoce su historia al detalle. Ha estado con él en la cárcel, entrevistándolo días y días. En Por qué lo hacen: dentro de la mente de un criminal de guante blanco (Public Affairs, 2016), intenta comprender los motivos que llevaron a él y a otros estafadores a actuar así. Madoff será el ‘famoso’, pero no el único.
No hay que ir muy lejos para encontrar un ejemplo. Germán Cardona, el bautizado como ‘Madoff español’, está siendo juzgado por la supuesta estafa de 350 millones a través de Finanzas Forex. 180.000 afectados demuestran que la estafa no conoce de países. Soltes, repasando el caso del Madoff original, lo reafirma.
Los estafadores son como nosotros, dices en tu libro. No podemos distinguirlos. ¿Debería preocuparnos? ¿El próximo Bernie Madoff ya anda por ahí?
La clave está en interiorizar que la mayoría de los ladrones de guante blanco –de delitos financieros-, son como nosotros. La mayoría de la gente cree que nunca acabará en la cárcel, que eso solo les pasa a las “malas personas”. Sin embargo, esas malas personas en realidad son muy parecidas a nosotros. La única diferencia es que bajo presión tomaron una serie de malas decisiones.
La mayoría de los ladrones de guante blanco son como nosotros”
Son personas amables e inteligentes, no son los “malvados villanos” que solemos imaginar. Por lo tanto, tenemos que pensar de otra manera para disuadirlos. Hacer que las sentencias judiciales sean más largas no es una disuasión especialmente eficaz.
En el libro afirmas que Madoff no nos robaría la cartera, que no es un ladrón de poca monta. ¿Qué lo llevó a estafar a gran escala?
Su delito empezó como tantos otros. A partir de una serie de errores y fallos que cometió y que, con el tiempo, fueron aumentando. Podría decirse que esta situación fue una especie de pendiente resbaladiza en la que se va cayendo.
Madoff es diferente, conocía a sus víctimas”
Pero Madoff es diferente a otros criminales de delitos financieros. Conocía a sus víctimas. Eran familiares, amigos y miembros de la comunidad judía. Robar dinero de personas que están física y psicológicamente más lejos no lleva necesariamente a la misma reacción visceral que robar una cartera. Esto es lo que diferencia a los delitos financieros de la mayoría de delitos callejeros.
Explicas que los criminales de delitos financieros no tienen remordimientos, que creen que sus acciones no generan daño alguno. Hubo gente que se suicidó por la estafa de Madoff. ¿El dinero mata la empatía?
Organizan su vida personal, su vida laboral y el fraude en diferentes ‘cajones’. Mantener todo bien separado hace que la vida sea más fácil de gestionar mientras se dirige una estafa piramidal. Ayuda a explicar cómo una persona puede ser a la vez un padre cariñoso los fines de semana y un gran estafador de lunes a viernes.
Parece que Madoff está pagando por lo que hizo. La última crisis financiera ha tenido mil culpables y pocos condenados. ¿Paga los platos rotos, es una especie de cabeza de turco?
Las personas que participan en fraudes tan evidentes, como por ejemplo una estafa piramidal, acaban asumiendo responsabilidades. A parte de Madoff hay otros condenados, como Allen Stanford, también por dirigir una estafa piramidal a gran escala y con una sentencia similar, de más de 100 años.
Soltes destaca la dificultad para probar los hechos y llevar a los criminales a la justicia
Pero hacer que las personas rindan cuentas en el fraude financiero suele ser más difícil. Ya es bastante complicado demostrar todo lo relacionado con una estafa para poder llevar a juicio a alguien. Es igual de difícil probar que un ejecutivo participó conscientemente en un fraude, más allá de que se tenga una duda razonable. Por eso a menudo vemos a las empresas, más que a las personas, como los responsables.
¿Por qué la gente cree que quienes causaron la crisis financiera no han sido castigados? Muchos de ellos siguen en buenos puestos.
Perdieron billones de dólares, incluso los que han cometido estafas piramidales los ven como seres malvados. Lo que pasa es que muchas de las personas que cometen fraudes se salvan. A veces porque consiguen salir del entramado. En otras porque no se tienen pruebas suficientes como para juzgarlos.
La gente se siente frustrada porque tiene la impresión de que no se rinden cuentas. Además, si uno se remonta a principios del siglo XX, verá que han cambiado muchas cosas. Los ejecutivos rinden cuentas de forma sistemática, de una forma que hubiese sido impensable hace 80 años. Y no se limita a Estados Unidos. Existe la sensación de que está cambiando alrededor del mundo.
La historia de Madoff es un buen ejemplo de un hombre hecho a sí mismo. Y a su vez un ejemplo de la peor cara Wall Street. ¿Qué debería prevalecer cuando hablamos de él?
No creo que Madoff tuviera como objetivo crear una estafa piramidal a gran escala. En muchos sentidos, su historia es trágica. Era una importante figura de los mercados financieros. Dirigía una empresa que de hecho ayudó a impulsar varias innovaciones productivas. Pero a la vez, cuando empezaron a surgir problemas, no contaba con un plan para frenar, para cambiar.
Si hablamos de controles y reglas ¿ha cambiado algo desde Madoff? ¿Controlamos lo que pasa en Wall Street?
Nunca acabaremos del todo con el fraude. Hacerlo sería demasiado costoso. Ahora bien, tampoco deberíamos tolerar el listón actual. El problema es que en la actualidad muchas soluciones son superficiales, más que verdaderos esfuerzos por cambiar la manera en que la gente actúa en el entorno corporativo.
Aun así, soy optimista porque creo que hay personas y empresas que se toman esto en serio y que están ayudando a reducir la frecuencia en la que se dan estas malas conductas.
Soy optimista. Hay personas y empresas que se toman esto en serio”
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